Crónica del Viaje Fin de Curso 2016. «Por tierra de comuneros»
Entre los días 3 y 7 de mayo de 2016, 32 alumnos de 4º de ESO, acompañados por los profesores Francisco Begines, Javier Flores Fernández-Viagas y Consolación González vieron hecho realidad el Viaje Fin de Curso:“ Por Tierra de Comuneros”. El proyecto comenzó a pergeñarse a partir del mes de vendimiario de 2015. Aunque estamos en momentos de crisis económica el actual Equipo Directivo, que rige los destinos del Centro, no podía tirar la toalla sin antes haber sondeado la posibilidad de hacer posible su realización. El viaje, que felizmente acabamos de dar término, no puedo decir finalizar, ya que éste permanecerá de por siempre en la memoria de nuestros alumnos y forma parte del historial de nuestro Centro. Los títulos se vienen sucediendo: “Roma“, en dos ocasiones; “La España Imperial”,” A Santiago por la Vía de la Plata”, “Ancha es Castilla”,” A Santiago por la ruta mozárabe”, ”Lusitania” y “Cantabría, puerto de Castilla”.
En lo pedagógico hay que resaltar, que cada Viaje va precedido por un trabajo de investigación obligatorio por parte de los alumnos. El resultado final, tras un laborioso proceso de corrección de nuestra Jefa de Estudios, “Conso”, es el libro que anualmente se publica, que nace con anterioridad a la fecha del Viaje, poniéndolo al alcance de toda la familia escolar a través de nuestra página WEB. Hagamos una semblanza en el espacio y en el tiempo de cómo ha transcurrido el mismo:
Martes, 3. El autobús salió antes de rayar el alba. La puntualidad por parte del alumnado de una educación exquisita., El conocimiento de otros pueblos y tierras de nuestra piel de toro los ha puesto en contacto con otras costumbres, distintas gastronomías, riquísimo patrimonio artístico y profundos paisajes: desde las dehesas extremeñas y castellanas a los pinares de Somosierra y Guadarrama. Tras saltar el Guadalquivir nuestra derrota puso rumbo a la Ruta de la Plata. La ruta que siguiera allá por el siglo VIII Musa ben Nusayr y doce siglos después los tabores de Regulares de nuestra Guerra Incivil. Tras el desayuno en Monesterio, en plena Sierra Morena, entramos en la comarca extremeña de Los Barros, la de los ubérrimos viñedos. Cruzamos el Guadiana, dejando a poniente Emérita Augusta; la del egregio Teatro y el Arqueológico de Moneo. Al fondo, entre nieblas, como un esqueleto roto, el Acueducto de los Milagros. Nos adentrábamos en tierra de conquistadores, la de piedras graníticas y tortas del Casar. A partir de entonces, teniendo como telón de fondo la sierra de Guadalupe, desfilaron solitarios pueblos de tapiales ocres, de tejas árabes y de castillos desmochados coronados por nidos de cigüeñas. A la hora del ángelus cruzamos el Tajo, de oscuras aguas, para ascender hasta Plasencia, capital económica de Extremadura, centro vital del Valle del Jerte y de la La Vera. Entramos en Castilla por Béjar, tras dejar a poniente los Baños de Montemayor, que fueron parada y fonda de los legionarios romanos. Por fin, al toque de vísperas, visionamos, a orillas del Tormes, la capital charra, la de la piedra dorada de Villamayor. El hotel Horus nos esperaba. Un cuatro estrellas de habitaciones luminosas que nos tonificó. El menú, que se repetiría a lo largo del Viaje: arroces, pastas, judías verdes, huevos fritos, alguna que otra salchicha, escalopines en los Mínimos, ternera en El Escorial…, que complementamos con cenas de una pizza por aquí, un lasaña por allá; todo ello regado con abundante agua de la sierra de Guadarrama. La tarde la dedicamos a visitar la ciudad. Partimos del puente romano sobre el Tormes, desde el que divisábamos la Casa Lis, de estilo Art Nouveau. En el citado, ante el imponente verraco, se realizó la primera lectura, así como la primera de las muchas clases magistrales que a lo largo del viaje impartiría nuestro inefable Javier Flor. Ascendimos por las duras rampas que nos llevaron a la Catedral Nueva, no sin antes visitar el Museo de nuestra Guerra Civil. Les impactó la fachada retablo plateresca de poniente, obra de Juan de Álava, donde bajo un arco gigante, a modo de guardapolvos, los caireles se trenzan con el predominio de un encaje. Pasamos a su interior por la puerta norte, tras escudriñar en sus jambas el famoso astronauta. La Catedral de un gótico tardío, de tres naves y girola, obra cumbre de Gil de Hontañón le maravilló por la altura de sus naves y sus bóvedas estrelladas, en especial la del transepto. Sobre el crucero se levanta airosa la cúpula sobre tambor y pechinas. A continuación, anexa a la anterior, pasamos a la Catedral Vieja, de estilo románico. En la citada los alumnos, durante un tiempo, fijaron sus miradas en el retablo gótico internacional de los Hermanos Delli. La visita a las dos catedrales finalizó con la subida a sus cubiertas. Les impactó la cúpula gallonada de influencia orientalizante de la románica; así como la visión que del interior de la Nueva se tiene de la tribuna o triforio de la misma. Los más osados subieron a la torre mayor, hasta el mismísimo cuerpo de campanas. Al atardecer, breve visita a los jardines de Calixto y Melibea. No hay que olvidar en los siglos XV y XVI se escribieron en Salamanca dos joyas de la literatura universal: La Celestina de Fernando de Rojas y el Lazarillo de Torme de autor anónimo.
Al atardecer, tras breve visita al Colegio Anaya, proseguimos por su Calle Mayor, a la izquierda la Iglesia románica de San Martín de Tous, cuyas bóvedas de medio cañón al empujar sobre los muros, provoca unas grietas que solo un milagro del Cielo evita su derrumbe. Por fin llegamos a su Plaza Mayor, obra de Alberto Churriguera, centro neurálgico de la ciudad. Plaza Mayor de España, la de los soportales, la de los medallones historiados en sus enjutas. La que desde sus balcones barrocos los ojos de los salmantinos vieron lancear toros, Autos de Fe, desfilar pilotos de la Wetrmacht o caballos de la guardia mora.
Bajo un cielo estrellado, ya de regreso, entre bares estudiantiles, desfilamos ante la fachada retablo de la Universidad, del más puro plateresco en busca de la famosa ranita, ante la atenta mirada de Isabel y Fernando y las águilas imperiales de San Juan. Al fondo, observándonos desde su altura, la estatua de Fray Luis que preside el patio de los Estudios, anexo al de las Escuelas Menores.
Miércoles,4. Tras el desayuno tocó visitar el convento dominico de San Esteban. Allí, parada ante la fachada retablo de Gil de Hontañón y Juan de Álava, que en su tímpano recoge el martirio del Santo, Esteban, mientras Saulo guarda las ropas de los sayones. Dieron comienzo las clases: el que suscribe les habló del Concilio de Trento, del papel universal de España y de los dominicos en la protección de la ortodoxía católica contra protestantes, erasmistas, brujas y judeos conversos. Javier recalco la defensa que hizo de los indios americanos tanto el Padre Vitoria como Montesinos a través de las Leyes Nuevas, en contra de los encomenderos y la igualdad de todos los hombres. Asimismo, recordó que el dominico Fray Diego de Deza, que fuera arzobispo de Sevilla, recibió en San Esteban a Cristóbal Colón, apoyando su proyecto de viajar a las Indias por Occidente. Ya dentro del convento dominico visitamos su claustro, en su Capítulo vimos las tumbas de los grandes teólogos de Trento: Domingo de Soto, Laínez, Padre Vitoria y Salmerón. Ascendimos por la escalera imperial de Soto al claustro alto. Desde el citado penetramos en el coro de la Iglesia y visionamos el retablo mayor de Churriguera, del más puro barroco, con sus columnas salomónicas y su horror vacui. No faltó la visita a algún que otro confesionario, bajo la atenta mirada de la Santa de Ávila. A continuación, tras cruzar la Plaza Mayor y doblar la Iglesia de San Martín de Tous nos dimos, en el más puro sentimiento barroco, con la portada de la Clerecía y la Casa de las Conchas. La primera con fachada de Juan Gómez de Mora, Pedro Matos y García de Quiñones, que posee en su interior un retablo de Churrriguera sólo comparable al de San Esteban; ésta luce el mayor claustro barroco de España, de García de Quiñones, y una hermosa escalera imperial. Luego visitamos la Casa de las Conchas, con sus arcos mixtilineos. En el patio de la misma Javier les habló de la Guerra de las Comunidades, del patriciado urbano, y que el señor de la Casa, Maldonado, tomó parte en aquellas revueltas junto a Padilla de Toledo y Juan Bravo de Segovia, para ser tras su derrota, ajusticiados en Villalar. Ello supuso el fin de las Cortes Castellanas. Curro remató con la frase histórica:” Sólo Castilla y León, y el noble reino andaluz llevan a cuesta la cruz”.
Mientras los alumnos se dedicaron al ejercicio del “maritateo” en la Plaza Mayor, el profesorado, con el mal de Sthendal subido, bajaron por la calle de Compañía, y tras dejar a un lado el Palacio de Monterrey, propiedad de los Alba, de majestuosa logia, llegaron a la Iglesia de la Purísima, anexa al convento de las Agustinas. En la citada se deleitaron con un lienzo de la Purísima Concepción, firmado por el valenciano José de Ribera, el “Spagnoletto”, que bebió de Caravaggio; y que centra el retablo marmóreo de su altar mayor. A la salida, la Casa de don Miguel de Unamuno, donde vivió y murió el viejo rector, de la Generación del 98, el de “La Tía Tula” de “ Don Quijote y Sancho”, “Del sentimiento trágico de la vida”, “Niebla”, “Abel Sánchez”,…; intelectual comprometido con los problemas políticos y sociales de los españoles. Javier la fotografió una y otra vez. Nos faltó la clásica visita a la Iglesia circular de San Marcos, junto a la puerta de Zamora, para disfrutar de sus frescos mozárabes.
Tras el almuerzo el autobús enfiló nuestro próximo alojamiento, el Camping de El Escorial. No faltó una larga parada ante las murallas románicas de Ávila, de sillarejo, aquellas que ordenara levantar Raimundo de Borgoña, yerno de Alfonso VI de Castilla, el de la Jura de Santa Gadea. Nuestra primera visita fue a la Iglesia de San Vicente, donde se mezcla el románico y el gótico. Allí los alumnos leyeron ante el cenotafio que encierra los restos de los santos Vicente, Sabina y Cristeta; y volvieron a retomar las clases de arte: de simbología cristiana, de pantocrátor y tetramorfos, de capiteles historiados, de ábsides y presbiterios, de arcos fajones y formeros…La tarde dio para más: visita a la Catedral abulense, la de la doble girola en su cabecera románica y tres naves góticas, a partir del transepto hasta sus pies. Terminamos con un café calentito acompañados de unas yemas de Santa Teresa en compañía de una amiga de Conso.

Jueves,5. Tras pernoctar en el Camping de El Escorial y tomar un buen desayuno enfilamos el túnel de Guadarrama, dirección Segovia. Nuestra primera visita fue al Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, pequeño Versalles, al pie de Guadarrama. El citado palacio fue levantado por nuestro primer Borbón, Felipe V,”El Animoso”. En la decoración del mismo la influencia de su segunda esposa “La Farnesio” fue fundamental, así como en el trazado de jardines y fuentes: Neptuno, Canastillo, Fama, Ranas, Andrómeda… Les impresionó el cuadro de la Familia de Felipe V de Van Loo, aunque el original está en el Prado, y el tapiz flamenco”San Miguel vence al demonio”, creación de Bernaert van Orley, inspirado en una estampa de Alberto Durero. La guía fue excelente. A continuación visitamos la Real Fábrica de Vidrio. En la citada, tras un fuerte aguacero, presenciamos in situ el trabajo del vidrio, algo que deleitó a los alumnos. Finalizamos la visita con un recorrido por el Museo de la citada Real Fábrica, levantada dentro del espíritu de la Ilustración en el siglo XVIII, con los Borbones.
La vista del Acueducto, por su impecable estado, tras veinte siglos de su obra, en tiempo de los Flavios les dejó boquiabiertos. A continuación, en tarde primaveral, Segovia en palabras de María Zambrano:” Se pone de puntillas para llegar a ese punto inflamado y ardiente que ejerce como reclamo. Ese conjunto actúa como un fanal deslumbrante”. Subimos por callejas empinadas, entre iglesias románicas y viejas juderías. A un lado la estatua de Juan Bravo, el de las Comunidades.
El almuerzo en el restaurante “Convento de los Mínimos”. El lugar excepcional por su belleza. Los restauradores han rescatado la capilla del convento franciscano y la han adaptado, con el mayor respeto a la obra original. Nos costó trabajo llegar al citado, por su situación en un adarve estrecho. Yo pregunté en un restaurante próximo. El ventero me miró sorprendido y silencioso. Ante esta cómica situación nuestro alumno Javi Ruiz me espetó con finísimo criterio:” Maestro, a uno que tiene un bar se le pregunta por otro”.
Tras el yantar, ya en la Plaza Mayor, frente al Casa Consistorial, bajo su balcón principal, se produjo uno de los momentos mágicos del viaje. A Javier Flores le salió la fibra de profesor e impartió su clase magistral: “Antonio Machado”. Les habló que en esta pequeña ciudad, en su instituto, dio clases de francés, nuestro Antonio Machado, el de los “Campos de Castilla”, el de la “Saeta al Cristo de los Gitanos”, donde tuviera amores con Guiomar…El que vivió la llegada de la II República fue requerido para izar la bandera tricolor en el citado balcón del Ayuntamiento. Momento emotivo para Machado que recordaría con estas palabras:” Con las primeras hojas de los chopos y las últimas flores de los almendros, la primavera traía a nuestra República de la mano”… Él, el poeta, moriría desterrado en la villa marinera de Collioure. Javier terminaría su clase comentando las palabras que pronunciaron Unamuno en el 36, durante la Guerra Civil, en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca un 12 de Octubre, contra las palabras duras y soeces de Millán-Astray : «(…) Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote…Venceréis, pero no convenceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha…» Continuó Javier hablando de otra frase que ha quedado grabada en la mente de cualquier demócrata. La que pronunciara don Manuel Azaña un 18 de Julio de 1938 en el Ayuntamiento de Barcelona:”….la de esos hombres que han caído embravecidos en la batalla luchando… por un ideal grandioso… abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor y nos envían… el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, Piedad y Perdón”.
Proseguimos por la Plaza Mayor, frente a la catedral gótica de los Hontañones, que recoge en su interior bellas imágenes de Juan de Juni, Pereira y Gregorio Fernández; al final la residencia de los Trastámaras, el Alcázar, mirador de Castilla, que con su mascarón de proa hiende las aguas de los ríos Eresma y Clamores. Que nos recuerda hechos históricos como la Concordia de Segovia, antecedentes de la formación de España como nación, bajo los Reyes Católicos. Finalizamos el día regresando a nuestra base del Camping de El Escorial.
Viernes,6. Tras el desayuno, con el fresco de las cumbres Guadarrama, tocó la visita al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, obra cimera que comenzara Juan Bautista de Toledo y diera forma definitiva Juan de Herrera. Aún recuerdo nuestra última visita bajo aquel aguacero. Recorrimos Claustros, Estancias, Panteón, Biblioteca e Iglesia. En esta última los Oratorios Reales, en bronce, dedicados a las familias del emperador Carlos y su hijo Felipe II, obras de los Leoni les sorprendió. Desde el citado Monasterio, Felipe II, mecenas del mismo, entre cuadros de Claudio Coello, Tiziano, El Bosco y Ribera, así como tapices flamencos, dirigió los destinos del Orbe. El Greco con su San Mauricio o La legión Tebana les mostró un nuevo estilo. Después de el almuerzo, de altos vuelos: judías con jamón de primero, y de segundo ternera, pusimos rumbo a Toledo. Aquella misma tarde comenzamos a degustarla: la de la Escuela de Traductores de Toledo, la del ladrillo y la piedra; donde hay mucho del alma castellana; la musulmana y la levítica. Nos acercamos primero a la Plaza del Zocodover; para desde allí realizar un recorrido por las estrechas calles toledanas y tomar contacto con el trazado urbanístico de ciudad medieval. Finalizamos el día paseando por sus callejas de trazado árabe. Bajo los soportales, de viejas casonas, pequeños comercios ofrecen espadas, lujosos damasquinados y guadamecíes; así como deliciosos mazapanes. Al regreso, tras cruzar el Puente de San Martín, se produjo un acto muy simpático. Se celebró una especie de bodorrio juvenil ante la atenta mirada de las luces toledanas y el sonido de las aguas turbulentas del Tajo.
Aquella noche desde las terrazas de sus habitaciones, desde nuestro hotel Los Cigarrales, mirando Toledo, soñarán en un nacimiento, el que representa con sus luces, que alumbran la Catedral, el Alcázar, San Juan de los Reyes, el Tajo y los puentes de Alcántara y San Martín. Al fondo los cigarrales, con sus cipreses, como el que mantiene la familia Marañón, lugar que vivió tertulias, antes de nuestra guerra Incivil, en la que participaron, su anfitrión don Gregorio Marañón e invitados tan importantes para nuestra cultura como don Antonio Machado, don José Ortega y Gasset y don Ramón Pérez de Ayala entre otros.
Sábado,7. La mañana, partiendo desde la Plaza del Zocodover, la dedicamos a visitar en primer lugar la Catedral primada de España, con sus cinco naves de crucería y doble girola. Las obras de restauración la han elevado a lo sublime. No pudimos visionar la Custodia de Juan de Arfe, la están preparando como toda la ciudad para el próximo Corpus. Leyeron nuestros alumnos ante el Transparente de Narciso Tomé y la Capilla del Condestable que alberga los restos de don Álvaro de Luna; admiramos las rejas de Villalpando, así como el Claustro levantado sobre una aljama judía, que sirviera como eje principal para una novela de don Vicente Blasco Ibáñez,”La Catedral”; y en su Sacristía Mayor el cuadro “El Expolio” de El Greco. Aquí Javier Flores impartió su última clase de arte. Habló de El Greco, de su vida y su obra. Comentó esta obra, dentro del manierismo, pero precursora del Barroco en la pintura. De la composición agobiante en su huida hacia arriba, la mirada mística en el rostro de Jesús y la posición de sus manos…, todo ello apunta a un estilo inconfundible. Comenta los colores, el rojo de Cristo en contraposición a los tonos oscuros del resto de la composición , da perspectiva a una escena que parece desarrollarse fuera del tiempo y del espacio….. Finalizaría comentando aquella famosa frase de Eugenio D´Ors:” El pintor de las formas que vuelan”. A continuación visitamos la sinagoga de Santa María la Blanca que impresionó a todos. Allí se habló de las tres culturas: del Corán, de la Torá y del Antiguo Testamento; así como del Talmud y la Misná. Se comenzó con la Diáspora y se terminó con Sefarad y Andrés Bernáldez. Nuestra última visita toledana fue a San Juan de los Reyes, levantada por Isabel la Católica tras su victoria sobre Juana la Beltraneja, su sobrina, en la batalla de Toro. La iglesia de un gótico flamígero, obra de Juan Guas y Enrique Egas sorprendió a todos por el lujo y bellas proporciones. Se repitieron las lecturas. Paseamos por su hermoso claustro, gótico flamígero de doble arcada, y los artesonados fabricados por mudéjares en preciosos alfarjes. Los escudos de Castilla y Aragón se enseñorean de sus muros.
El viaje tocó a su fin. Lo realizaremos por la N-V y por la Ruta de la Plata . Tras cruzar Talavera y Navalmoral hicimos una breve parada en Trujillo, en su Plaza Mayor, ante la mirada impávida del conquistador Francisco Pizarro. La llegada se realizó, bajo un fuerte aguacero, ya bien entrada la noche.
El conocimiento de otras gentes y otras tierras les habrá puesto en contacto con otras costumbres, otras gastronomías y les servirá para enriquecerse tanto en lo intelectual como en lo humano. Ellos, y nosotros los profesores, tras el viaje, no seremos los mismos.
Nota: Me despido aquí agradeciendo la colaboración económica del AMPA, pero de un modo especial a toda la labor burocrática que ha llevado a cabo a lo largo del Viaje, y de los muchos que hemos realizado juntos nuestra compañera Consolación González Serrano. Gracias Conso por disfrutar de tu compañía e inmensa colaboración.
Francisco Begines Begines.
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